Veo al Chicle en el telediario: su rostro alargado, expandido ahora, vistiendo barba cuidadosamente descuidada. Oigo: la grabación de audio que hizo la víctima, el deje dulzón de gallega joven, el dame el móvil o te corto, no me cortes, toma el dinero pero no me cojas el móvil, la cara en primera fila de Juan Carlos Quer, erguido e imponente después antes las cámaras, imbuido de dignidad y sentido común. El Chicle se esconde, el Chicle intenta no ser grabado o fotografiado. Balbucea, patina finalmente ante la fiscal, reconoce que "forcejeamos", bueno sí, ella se resistió. Vuelve la voz de la joven diciendo entre aspiraciones -la imagino encogida, sollozando, escondida tras de un biombo-, mi móvil, el móvil no. Y fundido. La foto de Diana, otra más. La pobre Diana encontrada en un hoyo a doce kilómetros del otro escenario, su padre sentado junto a la madre de la otra muchacha. Dignidad. Prisión permanente revisable.
Sandra Golpe da paso a las infografías. Todo sucede en clave electoral: PSOE y Unidas Podemos dicen blanco, PP y Ciudadanos gris. Vox grita negro -¡Negro!- como si la bola hubiera caído en la casilla correcta de la ruleta de Tezanos. No, no hablo del KKK; más bien de la PPR. Otra vez la voz cantarina -el móvil no, ¡mi móvil!-, la cara barbuda del Chicle, la seriedad del senador de Roma Quer. La presentadora hablando con voz templada: ¿Prisión permanente revisable? Das en el clavo, Sandra. Este caso es el que es.
¿Merece un tipo como el Chicle ser encarcelado con este modelo de aprisionamiento? ¿Van la sociedad y sus monstruos adelantando por la derecha al código penal?
Tengo amigos, magníficos juristas, que rechazan la PPR, radicalmente además. Creen en la bondad del ser humano y en su capacidad de redención y perdón -reinserción del preso, lo llaman- sobre todas las cosas. Digamos que estos admirados peritos del derecho rechazan, como yo, la pena de muerte y discrepan de mí, por otro lado, respecto de la PPR. Yo confieso: soy favorable a la misma en casos concretos con un proceso de revisión con garantías. Imagino que esta argumentación me convertirá en facha a ojos de muches fascistes. Me sigue dando lo mismo.
Esto no va de colores ni de ideologías. Va del bien y del mal, de desperdiciar oportunidades, de acordonar enfermedades incurables, de salvar a mujeres (podríamos hablar de violencia machista también: eso me haría un poco menos facha, quizá), de la heterocomposición. Soy contrario a la cadena perpetua que venden los insensatos que aún piensan en frentes populares; yo sostengo que la sociedad debe defenderse sed lex sin recurrir a Talión (magnífica novela). Que hay gente que no merece merecer.
Dame el móvil o te corto, sube al coche. Diana Quer revolviéndose en su tumba. Su padre manteniendo el tipo, sentado en primera fila a dos metros del asesino de su hija. Su dolor que es mi dolor. El conocimiento propio. Prefiero que los asesinos reincidentes vivan vidas vacías en la cárcel. Lo siento. Pueden proceder ya a apedrearme, a aplicarme el talión permanente asesinable. La Semana Santa está presta a comenzar.
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