3 mayo, 2020
La familia que ve películas unida, permanece unida. Esa es nuestra máxima desde que estamos encerrados con nosotros mismos (y nuestra familia, claro). Cenamos juntos y luego nos repartimos entre varios asientos (yo me extiendo sobre un sofá alargado). Lo hablamos mi mujer y yo como una medida adecuada para desenganchar a los niños de «la tecnología», como la llamamos. La tecnología y sus múltiples formas: las videollamadas, los mensajitos, las partidas interminables con la consola. Son como niños. Son como su padre. Cada vez que cerraba un videoclub o estaba a punto de, mi yo del pasado se personaba allí y alcanzaba a un acuerdo con el liquidador, adquiriendo películas por lotes. A veces las he puesto y otras acudo a las videotecas online que nos ofrece la televisión (las menos, buceo por YouTube).
Podría decirse que.. (continuar leyendo)
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